“CABA coin”: ¿Qué es y cómo podría beneficiar a los porteños?

blockchain

Desde hace varias semanas viene sonando cada vez con más fuerza un proyecto encabezado por el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que esta tenga su propio criptoactivo digital. De concretarse, los ciudadanos de la ciudad podrían optar por pagar sus bienes, servicios e impuestos municipales con este nuevo activo digital.

El proyecto tomó como guía una iniciativa desarrollada ya por grandes metrópolis, como Miami y Nueva York, ambas respaldadas por la empresa de finanzas CityCoins. Estas ciudades no solo están aumentando sus reservas a medida que aumenta la demanda de sus criptomonedas, también incentivan el uso de estos activos digitales. De esta manera, los ciudadanos se educan en esta materia financiera, lo cual es imprescindible hoy en día, en un mundo que opta cada vez más por los criptoactivos como refugio de valor.

Ventajas del proyecto

El valor de cada criptomoneda está determinado, principalmente, por mecanismos de oferta y demanda. Al minar su propia criptomoneda, la ciudad puede aumentar sus reservas si los ciudadanos apuestan por esta. Entonces, el gobierno tendría más dinero disponible para llevar a cabo políticas públicas. Esto se asemeja a la estrategia económica implementada por el gobierno noruego, el cual aprovecha el superávit comercial y económico del país para invertir en la bolsa de Wall Street y así aumentar las reservas del Estado.

Además, si esta medida resulta ser un ingreso extra para la ciudad, el gobierno de Rodriguez Larreta podría reducir los impuestos municipales. Una reducción en la presión fiscal sería muy bienvenida por el sector privado y por los particulares. Incluso puede desencadenar en un aumento en las inversiones.

Según los expertos, la Ciudad de Buenos Aires posee los recursos tecnológicos, económicos e informáticos para llevar este proyecto a cabo. Aunque antes de impulsarlo, los representantes porteños deberán pensar seriamente qué ventajas obtendrán los tenedores de estos activos, solo así se podrá generar una auténtica demanda que repercuta positivamente en el valor de la criptomoneda.

Dificultades del proyecto

Si bien el desarrollo de una criptomoneda propia parece ser una verdadera oportunidad para la ciudad porteña, el proyecto debe tener en cuenta varios factores para que este tenga el éxito esperado. El primero de estos es la confianza. La mayoría de los ahorristas argentinos convierten sus pesos en divisas más sólidas, como el dólar. Para que el proyecto prospere, los residentes porteños deben recuperar la confianza en las monedas emitidas por las entidades del gobierno argentino, aunque se trate de una criptomoneda en este caso. 

Además, esta criptomoneda deberá operar dentro de la blockchain como cualquier otra. Así podrá ser transformada en otra divisa o transferida de usuario a usuario sin pasar por ninguna entidad central.

Los gobiernos y las criptomonedas

El sistema blockchain, donde operan estos activos digitales, se caracteriza por ser un sistema descentralizado de usuario a usuario. Son los mismos usuarios quienes, mediante mecanismos de oferta y demanda, fijan el valor de una criptomoneda. Es por esto que el sistema es tan disruptivo. Por primera vez en la historia de la economía existe un fuerte sistema financiero donde ningún Gobierno, banco o entidad puede controlar los flujos económicos.

De todas formas, cada vez hay más entidades gubernamentales que deciden entrar en este terreno. Desde países como El Salvador, que oficializó al Bitcoin como su moneda oficial, hasta países como China, que intervienen pero para impedir que sus habitantes inviertan su dinero en criptomonedas. Existen además muchos Estados, como Argentina y Uruguay, que buscan regularizar la compra de criptodivisas para que las monedas nacionales no salgan del circuito económico del país, ya que lo interpretan como una fuga de capitales.

Cada vez son más los gobiernos que se suman a esta ola global para su propio beneficio y el de sus ciudadanos. Algunos ahorristas e inversores ven esto con desconfianza, ya que creen que estos buscan controlar un sistema que de por sí no posee ningún organismo central. Otras personas opinan que, siempre y cuando no haya regulación, es algo muy positivo que los mismos Estado y gobiernos promuevan este sistema económico por encima del dinero fiduciario tradicional. 

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