Si hay algo que está sujeto al avance de la tecnología, eso son los juegos. Desde el Space Invader y el Tetris durante el surgimiento de las primeras computadoras hogareñas, hasta la masividad del Fornite y el Grand Theft Auto (GTA) con las últimas consolas y el impacto que significaron en cuanto a juegos multijugador y cooperativos. Los juegos siempre fueron adecuándose al avance de las tecnologías y las maneras en que los usuarios interactuamos con ellas, y el fenómeno de las criptomonedas y la tecnología Blockchain no pasó desapercibido.
¿Cómo funcionan estos juegos?
En los cryptogames, los usuarios se valen de distintas criptomonedas como Bitcoin, Ethereum (utilizado para el juego Crypto Wars) o Smooth Love Potion (también conocida como SLP, una moneda creada específicamente para el cryptogame Axies Infinity) para poder hacer interactuar, potenciar y desarrollar sus personajes dentro del juego además de descentralizar la propiedad de los objetos (skins, armas, personajes y otros ítems) y monedas utilizadas en esos juegos, ya que al ser almacenadas en la blockchain, le quita la posesión a los desarrolladores, tal como históricamente ha sido.
Estos juegos play to earn (jugar para ganar) además de brindar una fuente de entretenimiento para sus usuarios, también permiten generar ingresos en dólares y/o criptos, convirtiéndose así en una interesante fuente de inversión para quienes jueguen y apuesten a la cripto que utiliza ese juego.
¿Qué rol cumple la AFIP en torno a estos juegos?
Ahora bien, surge la pregunta entre los usuarios sobre si esta entrada de dinero a las finanzas personales que representan estos juegos quedan debajo del paraguas de la AFIP y otros organismos recaudadores. Para responder a esta duda, en primera instancia hay que definir qué tipo de juego es; no es lo mismo un juego que involucre criptomonedas que otro que gire en torno al azar (como los casinos virtuales que permiten apostar y recibir premios en cripto) o bien un juego con tintes competitivos, que se enmarcaría dentro de los Esports, ya que la ganancia está asociada al talento y la capacidad del atleta digital.
En el caso de los juegos de azar, que se equiparan a las loterías y sorteos, les corresponde un tributo del 30% sobre el 90% del total del premio; y en el caso de los Esports, hay que tener en cuenta en qué jurisdicción se realiza el torneo de ese juego. Por poner un ejemplo, en el caso de un torneo de Fornite que se lleva a cabo en España, el gobierno español realizaría una retención impositiva (también conocida como withholding) sobre el premio correspondiente a los jugadores no residentes, quienes, al regresar a Argentina, deberían tributar sobre las ganancias obtenidas en España.
Es importante resaltar que los cryptogames, al funcionar dentro del sistema blockchain, de naturaleza íntegramente descentralizada, se enmarcan en la reciente controversia entre la AFIP, la UIF y las empresas del sector cripto nacional en cuanto a qué tipo de regulación deberían tener y cómo llevarla a cabo. Al ser activos digitales, no tienen una forma física tangible, sino que son solo un registro digital almacenado en muchos lugares distintos a diferencia de las cuentas bancarias regulares que se encuentran en servidores de instituciones financieras específicas. También las criptomonedas representan un principio de anonimato, ya que no resulta necesario demostrar la identidad de quien realiza transacciones con las misma.
A priori, los ingresos generados en cryptogames están sujetos al Impuesto a las Ganancias tal así como cualquier otro ingreso, no por su naturaleza azarosa, sino por el servicio de minería que representan. Ahora bien, esto está sujeto a la declaración de las ganancias obtenidas en juegos cripto, el usuario, al declararlas, entraría en el régimen impositivo que impera sobre el resto de las criptomonedas, teniendo así que pagar el Impuesto a las Ganancias o el Impuesto a Bienes Personales, según corresponda en cuanto a la masa que representen las criptomonedas en las declaración que presenta el usuario ante la AFIP.
Perspectivas a futuro
En resumen, los cryptogames irrumpieron en la escena gamer con fuerza en el último año y representan no solo una opción de ocio, sino de inversión y ahorro al alcance de todas las personas, contribuyendo a la educación financiera de los usuarios, pero, con el cambio de paradigma que representa el ecosistema cripto en general, y en particular en Argentina, aún quedan por definirse los aspectos regulatorios específicos a los que los mismos estarán sujetos. En medio del tire y afloje entre la AFIP, los usuarios y las empresas cripto, los crypto games se suman como nuevo actor relevante del ecosistema.