El peso argentino trae consigo una interminable historia de inflación y devaluación. Es por esto que los argentinos nos hemos acostumbrado a ahorrar en dólares, a tal punto que Argentina se encuentra dentro de los países con mayor cantidad de billetes de dólares circulantes. Ante este panorama, no es de sorprender que algunos sectores políticos planteen la posibilidad de dolarizar la economía.
Los argentinos no solo ahorran en dólares, sino que muchos guardan los billetes en sus casas; en cajones, cajas fuertes, escondidos en roperos o debajo del colchón. Esto también puede deberse a la falta de confianza en el sistema bancario luego del corralito del 2001, a la dificultad de acceder a dólares al precio oficial y a la alta presión impositiva que en muchas ocasiones se cobra sobre el patrimonio y el dinero justificado.
Inflación récord en Estados Unidos
Sin embargo, el dólar ha perdido fuerza como reserva de valor ya que Estados Unidos está sufriendo su peor inflación en 40 años. Durante el año pasado esta llegó al 7,5% anual. La divisa norteamericana está atravesando una fuerte devaluación, por ende, los dólares que tenemos en nuestras casas pierden paulatinamente su poder adquisitivo real frente al aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios internacionales.
¿Cómo ganarle a la inflación del dólar?
Durante los años anteriores la inflación del dólar giró en torno al 2% anual. Con este número la pérdida del poder adquisitivo era mucho menor y no había tantos incentivos para poner a trabajar esos ahorros en algún activo que genere interés. Hoy en día, la depreciación de esta divisa es un factor determinante para los ahorristas argentinos, que se ven obligados a canalizar sus ahorros hacia inversiones seguras y rentables.
Entonces, para que nuestros ahorros no pierdan su poder adquisitivo, debemos encontrar una inversión que nos deje un interés mayor que el porcentaje inflacionario. Los bonos del tesoro norteamericano -considerados por muchos como la inversión más segura- dejan un 3% de interés. Si bien este título de deuda se considera libre de riesgos, el interés corre por detrás de la devaluación del dólar, por ende, el inversor no generaría una auténtica ganancia al comprar este activo.
¿En qué invertir mi dinero?
Si bien la pérdida del poder adquisitivo de nuestros ahorros parece motivo suficiente para invertir nuestro dinero, la volatilidad de los mercados ahuyenta a muchos ahorristas, que prefieren dejar sus dólares debajo del colchón antes que introducirse en un nuevo mundo que, a priori, es difícil de comprender.
Claro está que algunas inversiones son riesgosas y aptas solo para quienes estén dispuestos a perder. Pero el mundo bursátil también ofrece opciones con un riesgo mínimo, para aquellos inversores más conservadores.
A continuación vamos a detallar algunos de los activos más populares para invertir nuestros ahorros.
Títulos de deuda
Los títulos de deuda son activos financieros considerados de “renta fija” ya que le proveen al inversor que los compra un interés previamente establecido.
La entidad emisora del título (puede ser un ente público o una empresa privada) emite a través de la bolsa de valores este activo para venderlo y conseguir financiamiento inmediato. Mientras que el comprador se convierte en prestamista y obtiene un derecho a renta.
Tanto los títulos de deuda del sector público (como bonos o letras del tesoro) como los que emiten las empresas del sector privado (obligaciones negociables) tienen bajos riesgos y, generalmente, bajo interés. Nuevamente, si invertimos nuestros dólares en estos activos debemos procurar que el interés sea mayor que el porcentaje inflacionario para que el dinero invertido no pierda su poder adquisitivo.
Acciones
Las acciones son las unidades mínimas que forman el patrimonio total de una empresa. Quien posee acciones es dueño de una pequeña parte de la empresa, proporcional a la cantidad de acciones que tiene. El precio de estas es muy volátil y, a diferencia de los títulos de deuda, estas tienen renta variable. Los accionistas muchas veces reciben dividendos en función de su inversión y de las decisiones de la empresa.
Aunque invertir en este tipo de activos es más arriesgado ya que el precio se determina por mecanismos de oferta y demanda y entre en juego la reputación de la empresa, así como la psicología de los inversores.
Muchos accionistas especulan comprando cuando una acción baja de precio y vendiendo cuando el precio de esta se dispara.
ETFs
Comúnmente llamados “índices”, los ETFs son fondos que invierten en una canasta de acciones u otros activos de empresas o instituciones que se encuentran dentro del mismo sector industrial. Un ejemplo sería un ETF de tecnología, que engloba a las empresas más rentables de este rubro, o un ETF de las mejores empresas chinas.
Estos activos son más estables que las acciones individuales ya que incluyen muchos activos rentables. El precio de un ETF se desplomaría solo si ocurre un crash en todo el sector del que se ocupa este índice.
Oro y metales
Ante escenarios de incertidumbre económica e inestabilidad política global, como el que estamos atravesando por la guerra en Europa y la pandemia, los ahorristas tienden a refugiarse en reservas de valor seguras. Por esto, no es casualidad que recientemente -con la alta inflación del dólar de por medio- el oro haya alcanzado su valor máximo histórico.
Invertir en oro o en plata resulta una opción interesante para los ahorristas más conservadores que desean tener un activo que no pierda frente a la inflación.