La tasa de interés es el porcentaje que se cobra sobre un determinado monto de dinero prestado, ya sea en forma de crédito o de préstamo. Es una contraprestación por usar un dinero. El prestatario se compromete a devolver la cantidad que le fue otorgada más un porcentaje del total en cuotas y plazos de tiempo previamente establecidos. De esta manera consigue liquidez inmediata y el prestamista, ya sea una persona física o una entidad bancaria, obtiene como ganancia limpia dicho interés.
El interés está presente en prácticamente todas las operaciones financieras que involucren un prestamista y un prestatario, ya sea que se trate de un banco y un cliente o del Fondo Monetario Internacional y un Estado nacional. Desde un préstamo único hasta el saldo mensual que ofrecen las tarjetas de crédito para financiar consumos en cuotas.
El interés es un elemento clave para movilizar la economía ya que beneficia a ambas partes, inyecta liquidez en el mercado, permite que los prestatarios adelanten consumos y beneficien a los productores, y los inversores obtienen herramientas para canalizar sus ahorros hacia inversiones con poco riesgo. Claro está que hay diferentes tipos de intereses, estos se pueden segmentar en base a su porcentaje, los plazos de pago y otros términos y condiciones previamente establecidos. A continuación vamos a analizar los distintos tipos de interés.
Interés fijo
Esta tasa de interés se mantiene igual durante todo el lapso en cual el prestatario paga las cuotas que componen el monto total del préstamo adquirido más el interés. Es decir, el porcentaje del monto total adquirido es pactado previamente entre ambas partes y este se mantiene inalterable a pesar de las fluctuaciones económicas. Esto podría resultar una ventaja para el prestatario ya que en algunas economías inflacionarias como la nuestra los salarios nominales aumentan y así el valor real del préstamo se va reduciendo de manera paulatina.
Interés variable
Este tipo de interés está sometido a cambios realizados por la entidad financiera que brinda el préstamo o crédito. Para cubrirse de la inflación y de otros fenómenos económicos, el prestamista puede optar por otorgar este tipo de interés. De todas formas, los porcentajes entre los cuales puede llegar a oscilar el interés están previamente pactados entre ambas partes, al igual que los plazos de pagos y todos los demás términos y condiciones.
Interés mixto
Este interés mezcla el formato del interés fijo y del variable ya que durante el primer periodo permanece fijo, y luego puede convertirse en variable.
Interés simple e interés compuesto
Además de lo anterior, debemos tener en cuenta que el interés puede ser simple o compuesto. El interés simple es el que se aplica sobre el monto de dinero prestado, en cambio, el interés compuesto se genera sobre el capital al vencerse el plazo para pagar el interés simple. Por ejemplo, si un usuario adquiere un préstamo con un interés fijo y lo paga en tiempo y forma estamos hablando de interés simple, pero si se demora en los plazos de pago el interés se puede sumar al monto inicial de dinero prestado y volver a calcular un nuevo interés sobre el monto inicial, en este caso sería un interés compuesto.
En el mundo de las inversiones es muy común que de manera periódica el inversor pueda optar por retirar el interés generado en dicho tiempo (generando un interés simple) o ingresarlo al fondo junto con el monto inicial (obteniendo así un interés compuesto).