Argentina tiene una enorme variedad de recursos naturales dado la gran extensión de su territorio. Desde energías renovables, como la eólica o la hidroeléctrica, a minerales como el litio, el “oro blanco”.
Bolivia comparte parte de esos recursos y el plan que está llevando a cabo para explotar el litio tiene ciertas desventajas que deberían ser tenidas en cuenta.
Una mina de oro blanco desaprovechada
A pesar de producir casi 20 mil toneladas de litio por año, Argentina se encuentra lejos de ser uno de los principales exportadores del mineral. Junto con Bolivia y Chile, el país forma lo que se conoce como el “Triángulo del Litio”, concentrando el 75% de las reservas mundiales.
Sin embargo, y a pesar de tener la tercera reserva de litio más grande del mundo, Argentina solamente produce 6200 toneladas al año.
Chile, por su parte, se ha adelantado en el liderazgo de producción y extrae unas 26 mil toneladas de litio por año, ubicándose solamente por detrás de Australia como uno de los grandes productores del mineral.
El caso de Bolivia: limitaciones constitucionales y políticas
A pesar de los contratos con empresas chinas que firmó Bolivia, este corre riesgo de quedarse afuera del mercado de exportadores y productores de litio si el gobierno no cambia ciertas reglas. Actualmente, el gobierno de Luis Arce controla toda la cadena de extracción y producción.
La gran traba para Bolivia, aún si quisiera cambiar esto, es su Constitución, ya que no permite a las empresas privadas poseer recursos naturales, lo que provoca que los acuerdos sean poco atractivos en términos financieros para las compañías.
La producción de litio en Bolivia apenas alcanzó las 600 toneladas por año, lo que representa el 1,5% de las exportaciones que por ejemplo realiza Chile todos los años.
Además, esto representó una inversión por parte del estado boliviano de 1000 millones de dólares a lo largo de una década.
Qué debería hacer Argentina
Teniendo en cuenta lo que realizó Bolivia y los resultados posteriores, este es un camino que Argentina no debería recorrer si quiere atraer dólares y ser uno de los principales exportadores de litio, más allá de las limitaciones que impone cada Constitución.
Otro desafío para la Argentina es mantener cierto equilibrio jurídico y político, ya que se sabe que históricamente se cambian las reglas de juego todo el tiempo y esto perjudica a la inversión extranjera en muchos sectores de la economía con potencial de crecimiento.
Precio del litio
Actualmente, en mayo de 2023, el precio de la tonelada de carbonato de litio (el mineral que mayor concentración de litio tiene) ha bajado considerablemente en comparación con 2022. Sin embargo, a medida que las economías dejen atrás sus políticas de restricción monetaria para contraer la inflación los precios de los commodities (entre los que se encuentra el litio) van a subir de precio.
Esto sin tener en cuenta la demanda que se espera para los próximos años y que son pocos los países que tienen reservas del “nuevo oro blanco”.
Demanda global
Con muchos países imponiendo restricciones a la producción de autos a combustión, los vehículos eléctricos van a subir su demanda fuertemente en los próximos años, en especial a partir de 2030. Es por eso que se espera que el precio del litio suba fuertemente para esa época.
Cabe recordar también que el litio se utiliza para la producción de las baterías de los celulares, algo que con los años ha pasado a ser indispensable para cualquier persona. Lo mismo ocurre con las computadoras personales, como las notebooks y laptops.
Según Fortune Business Insights, el mercado del litio valdrá más de 6000 mil millones de dólares para el año 2028, USD 3000 millones más que en 2020.