El aumento de 10,07% del salario mínimo, definido para este 2022 por el anterior gobierno de Iván Duque, ha sido el más alto que ha tenido Colombia en 40 años. Sin embargo, solo nueve meses después de este hito, la inflación lo absorbió, afectando fuertemente el poder adquisitivo de los colombianos.
Ahora, definir el salario para 2023 no será una tarea fácil, pues el acelerado encarecimiento del costo de vida se convirtió en una de las principales preocupaciones de la economía colombiana, por lo que se necesitaría, además, tomar una serie de medidas que ayuden a contener la inflación —que a octubre ya se situaba en 12,2% y cuyo dato a noviembre se conocerá este lunes—.
Así, el Ministerio de Trabajo, en cabeza de la ministra Gloria Inés Ramírez, los gremios empresariales y las centrales obreras iniciaron conversaciones el pasado 30 de noviembre, donde ya definieron que el índice de productividad para la negociación del mínimo será de 1,24%.
“Después de unas reflexiones, quiero decir que de manera unificada se ha acordado asumir como metodología La Klems, que nos da los parámetros para trabajar la Productividad Total de los Factores (PTF), como un elemento esencial para la conformación e integración del salario mínimo”, señaló la ministra Ramírez.
Cabe anotar que este dato es superior al registrado el año pasado, cuando el mínimo se concertó con un PTF de 1,19%.
¿Qué se tendrá en cuenta?
Por Ley, los factores que se analizan para la negociación del salario mínimo son el índice de inflación, la PTF, el Producto Interno Bruto (PIB) y la contribución de los salarios al crecimiento de la economía del país.
Pero este año, dada la compleja situación por la que atraviesa la economía colombiana, desde la Central Unitaria de Trabajadores de Colombianos (CUT) piden que se tengan en cuenta otros parámetros; tal como sucedió el año pasado cuando se incluyeron factores como la informalidad laboral, la incidencia de la pobreza, la sostenibilidad fiscal de la Nación, los efectos en el sistema de pensiones, el desempleo juvenil y la capacidad adquisitiva.
Para Francisco Maltés, presidente de la CUT, la definición del porcentaje de incremento del salario para el próximo año debe considerar la inflación pero de los sectores más bajos.
“La inflación de esos sectores, que son los que ganan el mínimo, está en un 14%, mientras que la inflación promedio está en 12,22%. También creemos que hay que tener en cuenta la productividad del trabajo y no de todos los factores, porque estamos hablando del salario. Por ejemplo, el crecimiento del PIB lo da la fuerza de trabajo y el capital; de esos factores, para nosotros habría que considerar solo el primero”, explicó Maltés a este diario.
No obstante, desde el MinTrabajo afirman que se mantendrán solo los parámetros estrictamente establecidos por la Ley.
Se destapan algunas cartas
La semana pasada el viceministro técnico de Hacienda, Diego Guevara, afirmó que había ya un consenso entre diversos actores en que el salario mínimo podría aumentar cerca del 15%, es decir, quedaría en $1.150.000 sin contar auxilio de transporte; sin embargo, aclaró que esto aún está en estudios.
Por su parte, desde la CUT están planteando ante el gobierno y los empresarios cuatro medidas “de carácter político”, con el fin de que los colombianos no pierdan más su poder adquisitivo.
La primera de ellas es el control de los precios de la energía eléctrica, a partir de la revisión de la fórmula que define el precio del kilovatio de energía.
“Para esta medida planteamos dos cosas: por una parte, no podemos seguir pagando las pérdidas que tienen las generadoras, que son cerca del 41%; y por otra, los costos se deben calcular con el precio más bajo de producción de kilovatio y no con el más alto. Y en eso, creo que coincidimos con los empresarios”, apuntó Maltés.
La segunda medida es ejercer un control sobre el precio de los medicamentos. La tercera es poner freno a la tasa de usura, que actualmente está en 38,67%, la cual es el máximo interés remuneratorio o moratorio que puede cobrar un banco. Y, por último, la central obrera propone que el Gobierno haga una intervención en la devaluación del peso frente al dólar, tal como se hizo en los años 80.
Como ñapa, desde la CUT piden que se reactive Ferticol, una empresa colombiana, ubicada en Barrancabermeja, que produce abonos para el agro y que se encuentra en liquidación desde 2009.
“Si eso se logra, es probable que los precios de los alimentos bajen porque los fertilizantes saldrían más baratos”, sostuvo el líder sindical.
Desde del lado del empresariado, gremios como la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), han advertido que el empleo se afectaría con un aumento desmedido del salario mínimo; pero tanto Fenalco como la Asociación Nacional de Industriales (Andi) aún no se pronuncian sobre propuestas concretas de incremento.
¿Impactos en el empleo?
Reconocidos centros de pensamiento del país han lanzado alertas y recomendaciones sobre lo que debería ser el porcentaje de aumento del salario mínimo y los impactos que esto podría traer, como la informalidad laboral y desempleo.
Por ejemplo, durante la apertura de la Asamblea General de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), Miguel Largacha, en su papel de miembro del Consejo Directivo, hizo un llamado para que esta alza siga solo la regla de la inflación observada más la productividad laboral.
“El próximo año trae grandes retos que definirán nuestro futuro. Colombia ha recorrido un importante camino de gestión macroeconómica y fiscal prudente y responsable. Lo anterior, anclado en un régimen de inflación objetivo, un tipo de cambio flexible, un marco fiscal basado en criterios objetivos y un Banco Central autónomo e independiente. Esa confianza que nos ganamos ante los mercados, a fuerza de establecer unas reglas de juego claras, debe ratificarse”, indicó Largacha.
En este sentido, desde Aliadas, alianza de 39 gremios y asociaciones empresariales, que agrupa a 7.000 empresas del país, solicitaron a la mesa de negociación una concertación que tenga en cuenta los elementos que pueden afectar la estructura de costos para la generación de empleo.
“La determinación del salario mínimo para el próximo año debe tener en cuenta factores como un contexto macroeconómico complicado, con inflación alta, tasas de interés en aumento y temores de una recesión mundial; y la afectación en aquellos en que la participación de la mano de obra en sus actividades es relevante en sus costos operativos”, sostuvo Aliadas.
Y consideró que un incremento del salario mínimo superior a la inflación generaría brechas entre el mercado formal e informal de trabajo porque se volvería más costoso contratar mano de obra.