Vivimos en una sociedad muy impaciente e impulsiva que lo quiere todo de manera inmediata. En los últimos años hemos visto como ya no hace falta salir de casa para hacer las compras, para tener ropa nueva o para comprar cosas para decorar tu casa. Todo lo podemos tener en el lugar y momento que queramos. Por ello, el hecho de ahorrar para conseguir algo nos parece demasiada espera. Ahí entran los préstamos, la manera de obtener lo que quieres en el momento que desees para en un tiempo tener que devolverlo.
Y esto es muy positivo, al igual que poder pedir un préstamo para pagar algo que no puede esperar, como la matrícula de la universidad de tus hijos o la hipoteca de tu casa.
Sin embargo, la parte negativa de esto es que muchas veces esa necesidad de inmediatez nos lleva a pedir un préstamo sin ser conscientes de que tendremos un tiempo límite para hacernos cargos del monto que corresponda.
¿De dónde viene el dinero que nos prestan?
De las instituciones financieras. Pero el dinero no aparece solo, sino que viene de los inversionistas que apoyan estos organismos para tener un patrimonio más sólido. Algo que tal vez no sabías es que los intereses que pagas representan los rendimientos para los inversionistas que buscan aumentar sus recursos a largo plazo.
¿Qué ocurre si no pagas a tiempo?
En primer lugar, los intereses crecen a medida que pospones el pago de tus deudas. Esto se debe a que el monto que solicitaste se encuentra en mayor riesgo y esto debe compensarse con una mayor tasa de interés para el inversionista.
Otra cosa que va a ocurrir es que van a ponerse en contacto contigo a través de llamadas, email y mensajes de texto para recordarte que tienes una deuda pendiente.
Una de las consecuencias más graves es que por el hecho de retrasarte demasiado en pagar tu deuda, no te dejen o te hagan difícil solicitar un préstamo en otra institución. Esto se da ya que el Buró de Crédito registra tus hábitos de pago y esto ayuda a otras instituciones a conocer qué tan conveniente es prestar dinero a una persona en concreto.
Métodos para pagar tus deudas
Un método para hacer frente a tus deudas es el método totalero. Consiste en liquidar a final de mes todas las deudas o créditos que hayas adquirido. Este método es ideal para saldar las deudas de tarjetas de crédito o créditos personales que tengas, ya que así evitas que se generen intereses por impago. Una idea que puede servirte es anotar todos los gastos mensuales que tengas, de nuevo, para ser consciente de en qué inviertes tu dinero y cómo podrías hacerlo mejor.
Otro método podría ser el de convenio. Las instituciones financieras casi siempre están dispuestas a renegociar el monto que debes con la finalidad de buscar opciones para compensar tu deuda. Esté método es más peligroso, ya que, tal y como hemos mencionado antes, si dejas de pagar o logras un acuerdo para pagar menos de lo que realmente debías, tu historial crediticio se mancha y ante cualquier banco o institución financiera eres un mal prospecto. Si llegas a solicitar otro crédito, lo más seguro es que rechacen tu petición.
Otra estrategia a mencionar es el de prioridad. Se trata de pagar tus deudas siguiendo según su grado de prioridad. La primera a tener en cuenta sería aquella que aumenta los intereses conforme te restrasas en pagarla. Luego, deberías hacer frente a aquellas que supongan mayor monto al mes. Por último puedes pagar aquellas deudas que sean más flexibles si te retrasas en pagarlas.
Una regla que debes de saber es la de no endeudarte por más del 30% de tus ingresos. Esto es clave para ser consciente de en qué punto estás.
¿Cómo manejar tus deudas?
Antes de darte algún consejo, tienes que saber que no existe la fórmula perfecta para saber manejar tus deudas, es una cuestión de ser consciente de la manera en la que empleas tu dinero y de si te está resultando bien o no. Hay deudas y deudas, y hay veces que el hecho de estar endeudado no tiene que ser algo negativo, sino que es una inversión a futuro. Hasta aquí todo bien, pero hay que saber ver cuando esa deuda es algo negativo ya que se debe a un mal manejo del dinero. En estas segundas es cuando deberás estar alerta y solucionarlo cuanto antes.
Algo que te puede ayudar es llevar un control de tus gastos fijos: reducir, simplificar y eliminar aquellos que no sean necesarios.
Por último, mencionar que si no puedes hacer frente a tus deudas, está la opción de refinanciarlas. Se trata de ponerte en contacto con tu banco y solicitar una reestructuración crediticia que se adecúe a tu realidad financiera.
Ahora que conoces un poco más sobre maneras de pagar tus deudas y consecuencias de no hacerlo, puedes empezar a organizarte mejor siendo consciente de lo que supone pedir dinero prestado, así como plantearte en qué estás invirtiendo ese dinero. Un préstamo es algo positivo siempre que lo sepas gestionar bien.