La inclusión financiera debe estar dentro de las prioridades del gobierno, ya que aún hoy, muchas personas están fuera del sistema.
La educación financiera en la población de México ha sido rezagada y uno de los grandes motivos es que no se han desarrollado políticas públicas para impulsarla durante mucho tiempo.
En este sentido, es necesario desarrollar planes y proyectos y darles seguimiento para que sean políticas que no queden en la nada, sino que favorezcan a la sociedad.
Si no se le otorga la importancia necesaria, si se toma al sistema financiero como irrelevante, el avance en el mismo se dificulta mucho.
Poner los planes en marcha
En México existen las intenciones para mejorar y fomentar la educación financiera y hay planes y estrategias para abordarlo pero es necesario pasar más allá del papel.
Año tras año se realizan muchos esfuerzos pero independientemente de que cambien las personas, los programas no deben perder de vista el fin y se debe exigir que haya continuidad en proyectos y planes para llegar a cubrir esta necesidad.
En relación con esto, es importante recalcar que muchos ciudadanos aún no están abiertos al cambio y a la competencia. La transformación digital y la revolución fintech no tiene vuelta atrás, es por eso que el sistema debe readaptarse y trabajar en conjunto para el bien de los usuarios. No acelerar estos procesos significa quedarse atrás en las tendencias globales.
La Ley Fintech
En 2018, México se adelantó de forma relevante con la Ley Fintech, pero las autoridades a cargo la empujan o retrasan, perjudicando a los miembros del sector y a los usuarios. Se debe contar con una política pública seria para incorporar a más mexicanos al sector financiero y dejar de dilatar el implemento de la ley.
De acuerdo con un estudio sobre la inclusión financiera en México, hay 24 millones de adultos en el país que no tienen productos financieros, de los cuales 39 por ciento cuenta con educación primaria, 30 por ciento secundaria y 8 por ciento tiene licenciatura.
Esto reflejó que la incertidumbre en los ingresos de los trabajadores y el miedo a utilizar créditos o seguros son las principales barreras en este tema.
Desde las autoridades se debe fomentar a la inserción y conocimiento de las bases y servicios financieros para generar confianza y haya una buena recepción al respecto.
Hay muchas ideas para mejorar la penetración de productos financieros, pero la implementación es lo que falla en la actualidad para realmente lograr el objetivo.
En conclusión, las políticas públicas relacionadas a la educación e inclusión financiera deben tener una visión de largo plazo y no en planes que se quedan en papel. Si no se pone en marcha un plan serio será difícil ver cambios a mediano o largo plazo.
Las nuevas tecnologías y las Fintech llegaron para quedarse, es por eso que se deben unir fuerzas y dar a conocer a la sociedad a las ventajas y beneficios del mismo.