Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay están trabajando juntos para presentar una candidatura conjunta para organizar la Copa del Mundo 2030. Sin embargo, la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) no anunciará los países anfitriones seleccionados hasta septiembre de 2024. Esto significa que todavía habrá que esperar varios meses antes de conocer la decisión final de la FIFA.
Tanto España, Portugal, Ucrania, Grecia, Egipto y Arabia Saudita aspiran a la candidatura. No obstante, los cuatro países sudamericanos batallarán por la petición ya que, esa misma fecha, se cumplirían los 100 años de la primera competencia mundial.
Organizar un Mundial tiene muchos beneficios positivos para un país. Es un evento de gran magnitud –de hecho, es el más popular y seguido en todo el mundo–, que puede colocar a Uruguay en el foco a nivel global y aumentar su visibilidad a nivel internacional.
En términos turísticos, podría generar un flujo de visitas que implicaría un impacto económico positivo para los servicios dedicados al turismo, como la hotelería y la gastronomía, pero también en otros servicios indirectamente vinculados con el turismo, como el comercio, los alquileres de autos y las viviendas.
Cuando se trata de un evento deportivo tan grande como el Mundial, los ingresos en divisas deben medirse en todas sus facetas. Además de los beneficios directos relacionados con la organización del espectáculo futbolístico, también se beneficiarían la industria turística, gastronómica, hotelera, del transporte, de organización de eventos, de seguridad, así como el consumo tecnológico y el comercio en general.
Todo esto contribuye a impulsar la economía y generar un impacto económico positivo en el país anfitrión. La organización de un Mundial moviliza la economía local al generar empleo, atraer inversiones privadas y turismo debido a la exposición que el país recibe.
Además, ser anfitrión de un Mundial otorga una gran visibilidad a nivel mundial, lo que representa una oportunidad única para potenciar la marca país y aumentar su reconocimiento a nivel global.
Organizar un Mundial requiere de una gran inversión por parte del país anfitrión debido a la forma en que se disputa actualmente. Sin embargo, en el caso de Uruguay, al tener solo dos sedes, esto permitiría una planificación más efectiva de las inversiones, de manera que estas no estén enfocadas exclusivamente en el Mundial, sino que puedan tener un impacto duradero en el tiempo.
Aunque estamos en la etapa inicial –y la FIFA aún no ha entregado el cuaderno de cargos con las condiciones generales que se exigen–, es importante considerar que hay cuatro países postulantes y que ya existen infraestructuras deportivas adecuadas que podrían constituir un excelente punto de partida para la organización del Mundial.
Además, Uruguay y la AUF cuentan con el respaldo financiero de Conmebol, ya que se ha invertido fuertemente en la reforma del Estadio Centenario.