Los representantes gubernamentales del país se encuentran en una profunda discusión para intentar reformar varias leyes laborales. Cuáles son las posiciones contrapuestas y los puntos que se están debatiendo.
Contexto
El 16 de marzo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, presentó su proyecto de reforma laboral, uno de sus pilares de su mandato.
La reforma busca retomar las medidas que estaban vigentes antes de la expedición de la ley 789 de 2002. Esta ley introdujo cambios en materia de derechos económicos de los trabajadores en el Código Sustantivo del Trabajo (CST).
Principales cambios
A pesar de que se pusieron de acuerdo en 39 de los 79 puntos, las negociaciones para aprobar una reforma laboral continúan. Los grandes cambios que vendría a reformar la ley son los siguientes:
- Modificación de los horarios nocturnos: Pasaría de las 9 pm a las 6 pm, por lo que el horario de jornada nocturna sería de 6 pm a 6 am.
- Aumento del recargo dominical: Se elevaría del 75% al 100%
- Nuevas licencias obligatorias: Una para atender citas médicas, de urgencia o programadas, y otra para asistir a urgencias escolares de hijos o miembros del grupo familiar.
- Aumento de licencia por paternidad: pasaría a ser de 12 semanas (tres meses) de forma progresiva
- Límites a los contratos de duración definida
- Indemnización por despido sin causa justificada: en el caso de los contratos fijos o por labor, el monto pasa de 15 a 45 días de salario
Contraposiciones y posibles consecuencias
Las críticas que aparecen en torno a estos cambios son los de los enormes costos laborales que implicaría para los empleadores, ya que aumentaría las retribuciones por nocturnidad y el recargo dominical, entre otras cosas.
Esto afectaría especialmente a las empresas y empleados de Rappi, Uber, bares y restaurantes y aquellas que contratan empleados sin un contrato fijo. Se calcula que los costos laborales pasarían a ser un 30-35% más.
Esto afectaría sustancialmente a las pequeñas y medianas empresas, que no tienen márgenes muy amplios para hacer frente a esos costos.
También haría más dificultoso que las empresas tomen empleados y que estos consigan un empleo, sin contar los posibles despidos en los que tal vez tengan que incurrir.
Además, varios actores interesados se han mostrado descontentos por no haber sido incluidos en las negociaciones o en la redacción del proyecto de reforma laboral, sumado a que para ellos el gobierno no toma en cuenta las condiciones del mercado de trabajo colombiano.
Este se caracteriza por ser un espacio de mucha informalidad, especialmente en el campo. El 58% de la población activa económicamente del país se encuentra trabajando de manera informal, sobre todo en micro y pequeñas empresas.
De esta manera, el debate por la reforma laboral en Colombia no será nada sencillo. Se esperan largos y tensos debates entre oficialismo y oposición.