Las obras de arte son productos estéticos dignos de contemplación por su belleza. Todos hemos visto algún cuadro ideal para decorar un ambiente de nuestra casa. Pero las obras de arte no poseen únicamente un valor estético, sino también un valor económico. El arte posee un enorme mercado, y podés aprovecharlo para invertir, ganar dinero y tener obras como reserva de valor.
Un estudio del banco Citi de Estados Unidos reveló que el mercado artístico creció un 13% desde el año 2000. Esto implica que cada vez hay más personas que compran obras de arte a modo de inversión a largo plazo. Y no es para menos. Un cuadro de un jóven artista contemporáneo con potencial puede aumentar exponencialmente su precio cuando este se hace famoso y sus obras generan mayor demanda.
Certificados de originalidad
Las obras de arte, como cualquier otro activo económico tangible, corren el riesgo de ser falsificadas. Por ende, para evitar ser víctima de una estafa, el comprador debe asegurarse que la obra es la misma que pintó el artista en cuestión. Para esto existen certificados de autenticidad, que demuestran que la obra es genuina y auténtica. Además, es un documento indispensable a la hora de vender la obra. Por ende, si te interesa invertir en arte, nunca compres una obra que no incluya este documento.
Tecnología aplicada al arte
Una de las razones que explican el crecimiento de este mercado es el aumento de herramientas digitales que favorecen la comercialización de obras de arte. Desde marketplaces de obras de arte hasta fondos comunes de inversión que reúnen el dinero de varias personas para que todos estos inversores en conjunto se conviertan en dueños de una misma pieza artística. Incluso las redes sociales se han convertido en canales de comunicación donde los artistas comparten sus obras, generan una audiencia y los museos y galerías los contactan para futuras exposiciones.
Crypto Art
El blockchain y el ecosistema crypto fundaron las bases para una nueva tendencia: el crypto art.
Hace ya varias décadas, gracias a la tecnología el arte se extendió más allá del lienzo, la pintura y la cerámica. Las computadoras y los programas de edición dieron lugar al nacimiento del arte digital que, si bien una obra de estas se puede imprimir, enmarcar y colgar, estas piezas se podían considerar propiedad de todos los usuarios de la red. Hasta hace unos pocos años.
Un NFT (“token no fungible”, por sus siglas en inglés) es un activo digital de valor único e irrepetible que no puede ser dividido ni intercambiado por otro igual. Los NFTs son, entonces, archivos digitales que, gracias a la tecnología blockchain, cuentan con un registro de quién es el propietario. Esto le abre un enorme abanico de posibilidades a los artistas digitales ya que, si bien cualquiera puede descargar de forma gratuita la obra de arte digital en su celular o computadora, solo un usuario de la cadena de bloques puede tener en su poder la obra original que lanzó el autor al mercado.
De esta manera, el crypto art representa otra posibilidad de inversión dentro del mundo del arte. Los NFTs de obras digitales generan mucha demanda y varios de estos han sido adquiridos en grandes fortunas.
Invertir en arte, un trabajo para aficionados
Frente a una crisis económica mundial, con inflación, incertidumbre e inestabilidad política, el arte se asoma como un posible refugio de valor. Las obras de arte, además de poder revalorizarse con el tiempo, tienen la ventaja de tener liquidez. Es decir, son fáciles de vender a una galería o coleccionista.
Sin embargo, como en cualquier inversión existe el riesgo de perder dinero, ya sea porque nadie está dispuesto a pagar más de lo que el inversor pagó, o porque el activo en cuestión es dañado o, peor aún, robado. Por ende, hay que ser cautos a la hora de comprar obras de arte y, sobre todo, estudiar sobre esta materia para reconocer el incremento de valor que una obra puede tener en el futuro.
Entonces, lo más recomendable a la hora de invertir y coleccionar obras es ser un verdadero apasionado por el arte.